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Mary Anderson: la invención del limpiaparabrisas

El 1903, Mary Anderson patentó una versión primitiva pero funcional de uno de los elementos más importantes en la seguridad vial, pero que quizás no se le da la importancia debida: el limpiaparabrisas.

EL LIMPIAPARABRISAS, ELEMENTO CLAVE EN LA SEGURIDAD

A día de hoy, su uso es tan cotidiano que tal vez no se tenga en cuenta la importancia de los limpiaparabrisas, pero imagina un día de lluvia en el que tienes que coger el coche y no puedes usarlos. Sería muy peligroso ¿verdad?

Mary Anderson: la inventora del LIMPIAPARABRISAS

Esta situación fue la que se encontró Mary Anderson el día, entre 1902 y 1903, que visitó Nueva York. Durante todo el día nevó copiosamente y, en sus desplazamientos en tranvía, el conductor tenía que parar cada pocos minutos a quitar la nieve del parabrisas e, incluso, sacar la cabeza por el lateral para ver las vías. Esto, además del riesgo que suponía, hizo que los viajes se hicieran interminables.

Fue tras este viaje cuando Mary Anderson decidió diseñar un dispositivo que permitiese limpiar la luna del coche sin necesidad de abandonar el habitáculo. Tras varios intentos, diseñó un artilugio que unía un brazo metálico con una lámina de caucho que arrastraba la lluvia o nieve al accionarlo con una palanca. Al accionar esta palanca, el brazo realizaba el recorrido por el parabrisas y el resorte lo devolvía a la posición inicial. Para asegurar el contacto entre la lámina de caucho y el cristal, se utilizaba un contrapeso. Cuando no hacía falta, el instrumento podía desmontarse.


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El 18 de junio de 1903 presentó el diseño en la oficina de patentes, siéndole concedida por 17 años el 10 de noviembre del mismo año con el número 743.801. Si bien es cierto que se habían diseñado otros dispositivos similares (Robert Douglas y John Apjohn), el de Mary Anderson fue el primero funcional.

Otro invento más sin reconocimiento

Aunque a partir de 1905 intentó que se comercializase su invento, fue rechazado por una compañía automovilística canadiense. Si bien es verdad que hasta 1908 no sería lanzado el Ford T, el primer utilitario y que incluía un limpiaparabrisas, fueron las propias marcas las que desarrollaron sus limpias basándose en la patente de Anderson, pero sin remunerarla de forma alguna.

En 1913, todos los vehículos de uso particular contaban con limpias y, curiosamente, fue otra mujer, la canadiense Charlotte Bridgwood, la que en 1917 patentó en limpiaparabrisas eléctrico. La patente de Anderson terminó por caducar sin haber recibido ningún ingreso por ella.

Como curiosidad, puedes ver la patente pinchando AQUÍ.

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